Si nos paramos a pensar en todo lo que hacemos mientras leemos nos percataremos de que las palabras que vemos se transforman automáticamente en palabras que decimos, bien sea por dentro o por fuera. Esto pasa porque leer es un proceso abstracto donde las letras “nos hablan” y nosotros “las escuchamos”. O dicho en otras palabras, leer es transformar la simbología escrita (letras) en sonido.
En cambio, para escribir primero verbalizaremos lo que queremos decir (en voz alta o en silencio) y después lo plasmaremos en letras; la transformación se hará a la inversa: de sonido a letras.
Esta habilidad de transformar sonido y letras se aprende con los años y se acaba generalizando sin dificultades si la persona tiene la posibilidad de hacerlo. De no ser así, podría ser que ésta tuviera dislexia.
La dislexia es una dificultad específica para leer y escribir. Se sabe que existe desde hace unas cuantas décadas, pero todavía no se conoce su origen. Por eso su diagnóstico sólo se puede hacer si no encontramos otros motivos que justifiquen estos errores en la conversión sonido-letra y viceversa. Por ejemplo, si queremos saber si un niño al que le cuesta mucho entender lo que lee y además se dispersa fácilmente tiene dislexia, tendremos que averiguar si hay algún motivo que pueda justificar esto, como por ejemplo el hecho de que le cueste concentrarse y parar atención en una tarea cualquiera. En el caso que, después de hacer las pruebas pertinentes, no hayamos encontrado el motivo de la problemática y observemos una dificultad generalizada para leer y escribir, podremos decir que este niño tiene dislexia.
Por lo tanto, como la dislexia sólo se diagnostica por exclusión de otras dificultades, el abanico de pruebas por las cuales puede llegar a pasar una persona disléctica hasta llegar al diagnóstico es bastante ancho y dependerá de lo que considere necesario cada profesional.
Aún así, es importante tener en cuenta que no hace falta tener un diagnóstico definitivo para intervenir. Siempre que haya problemas de lectoescritura se puede actuar, independientemente de cuál sea la causa.
De todas formas, las personas dislécticas acostumbran a tener otras dificultades asociadas características. Clicando sobre del enlace de la Federación Española de Dislexia encontraréis algunas características que nos pueden servir como un primer indicador de sospecha, siempre recordando que son características orientativas y que el hecho de que las identifiquemos en alguien no equivale a tener dislexia.
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