En invierno, con el frío, aparecen los resfriados, y con los resfriados las otitis.

 

Una persona con otitis oirá peor, ya que una parte de la oreja estará inflamada i el órgano auditivo no actuará con la misma eficacia que de costumbre.

 

Hay personas con más tendencia a la aparición de otitis que otras, y en el caso de las criaturas aún es más alta la tendencia de coger otitis. Esto es así porque las defensas de los más pequeños aún no son suficientemente fuertes como para los constipados y porque, además, las orejas tienen una forma ligeramente diferente a la de una persona adulta, y esta diferencia repercute de forma negativa en la aparición de las otitis.

 

Esta pérdida auditiva en la etapa infantil puede tener repercusiones importantes en la adquisición del lenguaje. Y es que durante los días que dura la otitis, como oímos poco, confundimos más fácilmente las palabras que tienen una sonoridad similar entre ellas. Por lo tanto, un niño con otitis de repetición confundirá sonidos continuamente, y si la otitis le aparece en un momento clave en el aprendizaje de los sonidos de su lengua, aprenderá a diferenciar mal los sonidos.

 

En estos casos, lo que nosotros vemos es que cuesta mucho entender lo que nos dicen, y a veces repiten bien una palabra y otras veces no. Por ejemplo si les pides que digan MADERA en ocasiones te dirán MALELA, otras MARERA y otras veces te la dirán bien. Esto es porque ha unificado los sonidos /d/, /r/ y /l/ en uno, y para él o ella es exactamente lo mismo decir una cosa u otra.

 

Esta confusión de sonidos se puede mantener durante muchos años, incluso puede ser que, según sea el contraste sonoro, se mantenga para siempre, especialmente cuando no queda afectado el aprendizaje en general, como sería el caso de confundir la /i/ y la /ll/ (PALILLO).

 

Pero la mayoría de los contrastes sonoros sí que tienen importancia en el aprendizaje, y mientras el niño discrimine mal uno o varios sonidos, aprenderá mal lo que le estemos enseñando. Por eso es básico hacer una valoración logopédica siempre que nos cueste entender a un niño o una niña cuando, por su edad, ya se debería de comunicar con los demás sin dificultades.

 

De esta forma, deberá de volver a aprender a diferenciar los sonidos, y una vez adquirido esto, la otitis ya no afectará más su desarrollo intelectual.

 
 
 
 
 
 
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